Intento sacudirme la tristeza, pero ella insiste de forma implacable arropar mi alma, me susurra y la lágrima brota, vuelve a insistir, me planta cara. Lo que no sabe ella, que invoco, al Amor de los amores, Jesús es su nombre, entonces la tristeza se debilita, se aleja, me sereno y la lágrima se esconde.
Instantes.
©Beatriz Martín
11/03/2024